jueves, 24 de octubre de 2013
viernes, 6 de septiembre de 2013
viernes, 19 de julio de 2013
lunes, 18 de febrero de 2013
¿Sabemos lo que comemos? Si viene de China, es casi imposible
China es el principal quebradero
de cabeza de las autoridades sanitarias de la UE. Lidera las dos listas negras
que maneja la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición. Es el país
cuyos productos originan más alertas sanitarias en España y el que mayor número
de expedientes de rechazo cosecha en nuestras aduanas.
En la UE funciona un sistema de
alerta temprana para alimentos y piensos animales. Las alarmas son diarias,
aunque no suelen trascender a no ser que ocurra algo grave. En 2011 se registraron
más de 220 notificaciones relacionadas con productos chinos y el año pasado
sobre 300; entre ellas patatas infestadas de insectos, esquirlas de vidrio en
semillas de calabaza y contaminación radiactiva en especias.
Las agencias de consumidores advierten
que el asunto irá a peor si los gobiernos europeos no se ponen serios de una
vez con las autoridades chinas. El asunto es que china vende y España compra:
exportamos un valor de 3300 millones de euros e importamos 18600 millones. Si a
esto le añadimos que los fondos de inversión chinos están en posesión del 10%
de los bonos del Tesoro, con intereses superiores al 5%, nuestra deuda soberana
aumenta.
La táctica de China es muy
sencilla: coloca sus productos en Europa a un precio inferior al que aplica a
su propio mercado a pesar de que tiene que viajar diez mil kilómetros en barco,
lo que arruina a sus competidores y una vez conseguida una posición dominante,
impone sus condiciones.
Evidentemente leer en las
etiquetas de productos “Fabricado en China” o “Fabricado con productos de
China” no resulta muy estimulante para el consumidor, pero a diferencia de los
productos frescos, los productos procesados no tienen en la UE la obligación de
indicar el país de producción. Así podemos estar consumiendo un zumo de naranja
elaborado con naranjas chinas sin saberlo.
Entre los últimos escándalos
sanitarios, destaca la leche infantil contaminada con melamina que intoxicó a
300.000 bebés y mató a 4, huevos falsos realizados con productos químicos,
guisantes teñidos de verde que al cocerlos pierden su color, orejas de cerdo
falsas, aceite usado en restaurantes y recogido en las alcantarillas para ser
filtrado y embotellado luego, pescado de piscifactoría alimentado con heces de
cerdo, cerdo fluorescente e incluso carne de cerdo que fue alterada con unos
polvos químicos para luego venderla como si fuese de ternera.
El activista Wu Heng creó una
página web en la que ofrece un mapa donde localiza todos los escándalos
alimentarios en China recogidos por los medios.
Los políticos no parecen interesados
en pararle los pies a toda esta plaga de productos amenazadores para nuestra
salud, por lo que solo podemos ponernos a salvo vigilando nuestra cesta de la
compra muy muy de cerca.
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