martes, 30 de octubre de 2012

La Unión Europea en Los Vengadores



Oro por el premio Nobel de la Paz, ese que se otorga cada año a quién o quienes tanto lo merecen, a quienes tanto hacen por los derechos humanos y tanto los defienden, a quienes dedican sus enormes esfuerzos a la mediación en conflictos internacionales y el control de esos armamentos que haberlos haylos. 

El Señor Barack H. Obama lo recibió en el 2009 por sus “esfuerzos extraordinarios para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos”; sin tener en cuenta que todos esos esfuerzos no son más que su campaña electoral, las promesas con las que gana a los ciudadanos, el producto que vende a los que desean que esté en el mercado; pero además es su forma de ganar la guerra electoral a los que no son su propia oferta, ofrece lo que otros no ofrecen, elabora su producto según las deficiencias del producto de los demás partidos. Y después ¿qué? Pues que el votante sigue esperando esa ventaja por haber dado su voto, pero nunca llega. El sistema, dice, pero nunca llega. 

Este año sin embargo pudimos acudir al estreno del mayor film de ficción de todos los tiempos, La Unión Europea en Los Vengadores. Los mejores superhéroes de la historia se unen para combatir a un enemigo inesperado y así salvar al mundo del desastre casi seguro. Ironman y Thor, con el apoyo del Capitán América, nos libran de la crisis económica que sacude a la Unión Europea, destruyendo a su paso todo lo que antes conocíamos; pero eso a Alfred Nobel seguro que no le importaba, ya que por fin las dos naciones que llevaban en guerra tantas décadas ahora son socios, y juntos velarán por la seguridad de todos los europeos. 

Sin ánimo de ser injustos, el Nobel tendría su fundamento hace años, cuando todos disfrutábamos del delicioso Estado del bienestar, pero ahora…ahora que se han repartido el banquete entre los que realmente gobiernan, y sin saber si finalmente habrá paz en Europa o no, no viene al caso, señores. Podrían, en cambio, esperar a evaluar los movimientos de estos héroes para ver si finalmente es peor el remedio o la enfermedad; ya que los que ahora se vieron forzados a dormir en las puertas de esos bancos que aún se relamen de su empacho, no viven en paz, malviven en la injusticia.

domingo, 21 de octubre de 2012

La vida activa, la cuna de las enfermedades



A todos nosotros, o por lo menos a los que ya estamos en edad madura, nos ha preocupado alguna vez cuales serán las enfermedades que padeceremos durante nuestra vejez; pero pocos somos conscientes de que durante nuestra vida activa también estamos expuestos a sufrir otras dolencias.
Según el INE, la enfermedad principal que padeceremos o ya padecemos la mayoría de los activos son los problemas en la espalda o el cuello, que representa el 26,7% frente a los demás problemas de salud. Como es de esperar, los adultos comprendidos entre los 16 y 24 años tienen un riesgo mucho menor que los mayores de 25; que a pesar de la infinidad de consejos sobre la ergonomía, siguen realizando una manipulación de cargas errónea.
El siguiente problema más frecuente afecta a las piernas o los pies, aunque con una incidencia muy lejana a la anterior, el 9%, que aumenta hasta casi el 11% para los mayores de 45 años, pero no llega al 5% en los menores de 25. Les siguen muy de cerca los problemas de corazón, tensión arterial o circulación, con una prevalencia total del 8,5%. En los jóvenes solo están afectos un 2,2%, pero en la edad presenil afecta al 11,6%.
Hasta aquí más o menos todos nos lo esperábamos, con la edad nuestro organismo envejece y somos más susceptibles a padecer enfermedades. Pero con las enfermedades respiratorias las tornas cambian: los problemas de pecho y respiración, incluyendo asma y bronquitis representan el 7,7% del total, pero en los menores de 25 años asciende hasta el 21,5%, mientras que en los mayores de 45 solo supone un 5%. El asma tiene todas las papeletas para ser el culpable, ya que su incidencia en los primeros años de vida es muy elevada, causa también del aumento de la contaminación ambiental.
Los brazos o manos padecerán problemas en el 6,5% de los casos, siguiendo una distribución lógica de afectados, predominando en los mayores de 45 años. A este grupo también es al que más le afecta la diabetes, que supone complicaciones para el 5,5% de los adultos que padezcan cualquier tipo de dolencia.
En el puesto número 7 del ranking, están los problemas de riñón, estómago, hígado u otros problemas digestivos, con un 5,4%. Sin embargo, su edad de mayor prevalencia está entre los 25 y 45 años, descendiendo a partir de los 45 y siendo mucho menor antes de los 25. Estos resultados indican que nuestra alimentación está mucho menos cuidada a estas edades, sea por una vida laboral demasiado activa o por una situación familiar ya estable, lo que nos incita a dedicar menos tiempo a nuestro cuidado personal.
Las enfermedades de la piel, incluyendo reacciones alérgicas y deformaciones severas, afectan al 4,9%, pero antes de los 25 años se incrementa hasta el 14,2%. La depresión, aunque es la enfermedad del siglo, solo afecta a un 3,5%, siendo esta cifra mucho menor en los más jóvenes. Todo al contrario que las migrañas o los fuertes dolores de cabeza, que suponen un 7,3% en este rango de edad, mientras que la afección global solo es del 3,2%. Así mismo, los problemas emocionales, de nervios o mentales, que tienen una prevalencia del 3%, afectan de forma predominante a los menores de 25.
La ansiedad crónica ocupa el 12º puesto de nuestro ranking, con un 2,9%, porcentaje que aumenta en el grupo comprendido entre los 25 y 45 años debido posiblemente a la presión laboral, económica o familiar. El cáncer representa el 2,2%, siendo mucho menor en los jóvenes e in crescendo a la par que la edad. Otras enfermedades progresivas como la esclerosis múltiple, el VIH, el Alzheimer o el Parkinson, siguen el mismo patrón, representando una media del 1,3%.
Y para finalizar este recorrido por aquellas dolencias que tenemos que tener más presentes en nuestro imaginario diario si queremos poder evitarlas, están la epilepsia y las dificultades de aprendizaje, que representan el 0,7% y 0,5% de las afecciones totales respectivamente. Y como es lógico y esperable, su incidencia es mucho mayor entre los 16 y 24 años, y decrece luego.