A
todos nosotros, o por lo menos a los que ya estamos en edad madura, nos ha
preocupado alguna vez cuales serán las enfermedades que padeceremos durante
nuestra vejez; pero pocos somos conscientes de que durante nuestra vida activa
también estamos expuestos a sufrir otras dolencias.
Según
el INE, la enfermedad principal que padeceremos o ya padecemos la mayoría de
los activos son los problemas en la espalda o el cuello, que representa el 26,7%
frente a los demás problemas de salud. Como es de esperar, los adultos comprendidos
entre los 16 y 24 años tienen un riesgo mucho menor que los mayores de 25; que
a pesar de la infinidad de consejos sobre la ergonomía, siguen realizando una
manipulación de cargas errónea.
El
siguiente problema más frecuente afecta a las piernas o los pies, aunque con
una incidencia muy lejana a la anterior, el 9%, que aumenta hasta casi el 11%
para los mayores de 45 años, pero no llega al 5% en los menores de 25. Les
siguen muy de cerca los problemas de corazón, tensión arterial o circulación,
con una prevalencia total del 8,5%. En los jóvenes solo están afectos un 2,2%,
pero en la edad presenil afecta al 11,6%.
Hasta
aquí más o menos todos nos lo esperábamos, con la edad nuestro organismo
envejece y somos más susceptibles a padecer enfermedades. Pero con las
enfermedades respiratorias las tornas cambian: los problemas de pecho y
respiración, incluyendo asma y bronquitis representan el 7,7% del total, pero
en los menores de 25 años asciende hasta el 21,5%, mientras que en los mayores
de 45 solo supone un 5%. El asma tiene todas las papeletas para ser el
culpable, ya que su incidencia en los primeros años de vida es muy elevada,
causa también del aumento de la contaminación ambiental.
Los
brazos o manos padecerán problemas en el 6,5% de los casos, siguiendo una
distribución lógica de afectados, predominando en los mayores de 45 años. A
este grupo también es al que más le afecta la diabetes, que supone
complicaciones para el 5,5% de los adultos que padezcan cualquier tipo de
dolencia.
En
el puesto número 7 del ranking, están los problemas de riñón, estómago, hígado
u otros problemas digestivos, con un 5,4%. Sin embargo, su edad de mayor
prevalencia está entre los 25 y 45 años, descendiendo a partir de los 45 y
siendo mucho menor antes de los 25. Estos resultados indican que nuestra
alimentación está mucho menos cuidada a estas edades, sea por una vida laboral
demasiado activa o por una situación familiar ya estable, lo que nos incita a
dedicar menos tiempo a nuestro cuidado personal.
Las
enfermedades de la piel, incluyendo reacciones alérgicas y deformaciones
severas, afectan al 4,9%, pero antes de los 25 años se incrementa hasta el
14,2%. La depresión, aunque es la enfermedad del siglo, solo afecta a un 3,5%,
siendo esta cifra mucho menor en los más jóvenes. Todo al contrario que las
migrañas o los fuertes dolores de cabeza, que suponen un 7,3% en este rango de
edad, mientras que la afección global solo es del 3,2%. Así mismo, los
problemas emocionales, de nervios o mentales, que tienen una prevalencia del
3%, afectan de forma predominante a los menores de 25.
La
ansiedad crónica ocupa el 12º puesto de nuestro ranking, con un 2,9%,
porcentaje que aumenta en el grupo comprendido entre los 25 y 45 años debido
posiblemente a la presión laboral, económica o familiar. El cáncer representa el
2,2%, siendo mucho menor en los jóvenes e in
crescendo a la par que la edad. Otras enfermedades progresivas como la esclerosis
múltiple, el VIH, el Alzheimer o el Parkinson, siguen el mismo patrón,
representando una media del 1,3%.
Y
para finalizar este recorrido por aquellas dolencias que tenemos que tener más
presentes en nuestro imaginario diario si queremos poder evitarlas, están la
epilepsia y las dificultades de aprendizaje, que representan el 0,7% y 0,5% de
las afecciones totales respectivamente. Y como es lógico y esperable, su
incidencia es mucho mayor entre los 16 y 24 años, y decrece luego.
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